VINO y ENAMORAMIENTO, una relación mucho más estrecha de lo que piensas

el disfrute de ambos se sustenta en reacciones químicas producidas por el sentido del olfato. El enamoramiento es un conjunto de procesos químicos que se producen en el cerebro, en el que el olfato, más que cualquier otro sentido, tiene un papel protagonista desde la sombra. Así lo confirman numerosos estudios, que relacionan por olores y la emisión y recepción de feromonas con la atracción física y emocional a otras personas. Al igual que en el enamoramiento, el olor toma un papel fundamental a la hora de catar un vino. Desde el primer momento de la experiencia, en la fase olfativa de la cata, se valoran factores como la intensidad del olor, su complejidad y la calidad. En este momento apreciaremos las características del vino y hacemos nuestro juicio sobre el mismo. Y no es una tarea sencilla, ¿sabías que hay decenas de posibles olores dentro de una copa de vino? Las cualidades aromáticas provienen de diversos orígenes: generalmente se clasifican en aromas primarios (provenientes de la cepa y la propia uva), secundarios (se liberan al girar la copa, provenientes de los procesos de elaboración) y terciarios (resultado de la crianza en madera de ronle, etc). Por ejemplo, los vinos blancos suelen ser más afrutados que los tintos. Para hacerte una idea de las posibilidades, esta es la rueda de colores de aromas del vino: Como ves, solemos dejar al sentido del olfato en un segundo plano cuando lo comparamos con la vista o el oído. Sin embargo, es un sentido que se asocia directamente a la memoria y los sentimientos, que actúa a niveles conscientes e inconscientes de los que a veces no nos damos cuenta. De hecho, un estudio de la Universidad Rockefeller de Nueva York, concluyó hace pocos años que una persona puede recordar de media un 1% de lo que toca, un 2% de lo que oye, un 5% de lo que ve, un 15% de lo que prueba y un 35% de lo que huele. Así que la próxima vez que disfrutes de una copa de vino con esa persona a la que deseas, agradécele a tu nariz que sea uno de los mayores responsables de que la situación fluya, en todos los aspectos. Y es que ya lo decía el poeta griego Eurípedes en la antigüedad, “Donde no hay vino, no hay amor”.]]>

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