Para tomar vino lo único que hace falta son ganas, pero para disfrutar lo que estás tomando, hace falta un poco más que eso. Y es que mucha gente se abstiene de disfrutar de la cultura del vino simplemente por temor a lo desconocido, e incluso les avergüenza no saber cómo comprar y catar un buen vino.
Una de las primeras nociones que debemos conocer son las diferentes clasificaciones que se pueden realizar del vino:
Por el color:
- Tinto: elaborados a partir de uvas tintas, tras maceración con el hollejo, que es el que da el color.
- Blanco: Elaborados a partir de uvas blancas o tintas (a partir de pulpa no coloreada).
- Rosado: elaborados a partir de uvas tintas, en las que la maceración con el hollejo es más breve.
Por la edad o años de envejecimiento (desarrollo):
- Joven: vino embotellado después de la fermentación, que se vende en sus primeros dos años de vida (desarrollo) y tendrá un periodo óptimo de ser consumido en los dos a 3 años siguientes.
- Crianza: vino que ha permanecido al menos un año en barrica y se puede vender luego de su tercer año de vida, es decir tuvo un desarrollo de 3 años y tendrá un periodo óptimo para ser tomados en los 5 a 10 años posteriores a ese periodo.
- Reserva y Gran Reserva: con un periodo de desarrollo o envejecimiento de 5 años, divididos 2 en barrica y 3 en botella y desde ahí hasta los próximos 15 o más años estarán en su momento óptimo para ser consumidos.
Esta clasificación no es oficial, pudiendo haber variaciones entre países.
Por la cantidad de azúcar:
- Vino seco: menos de 5g de azúcar por litro de vino.
- Vino semiseco: entre 5 y 30g de azúcar por litro de vino.
- Vino semidulce: entre 30 y 50g de azúcar por litro de vino.
- Vino dulce: más de 50g de azúcar por litro de vino.
Por su contenido de gas carbónico:
- Vino de aguja: por su origen varietal o características de elaboración conservan una pequeña cantidad de anhídrido carbónico, que da una sensación burbujeante pero sn producir espuma.
- Vino espumoso: con mayor contenido de gas carbónico, originado por una segunda fermentación o añadido posteriormente, como nuestro Fri Sanz Te.
Maridar los vinos adecuadamente con las comidas hará que la experiencia de disfrutar un buen vino sea aún mejor.
Pero si también seleccionamos los vinos según las diferentes ocasiones, daremos en el clavo. La selección correcta de un vino, completa una velada perfecta. Basta con saber cuál es el contexto para decidir cuál será el “acompañante” ideal, ¡sigue leyendo para saber qué vino escoger!
A merced de un cupido
Cuando se trata de una velada romántica, no puede faltar un vino con cuerpo. De esos que como un beso, se quedan en la boca por largo tiempo.
En esos casos, un sauvignon blanc puede ser una selección atinada. Es una variedad exótica con personalidad. Untuoso y amplio al paladar, es ideal para acompañar un aperitivo. De ahí que sea una excelente opción como abreboca de una cena romántica.
Si la ocasión es un aniversario, una cepa dulce conecta con el inicio de la relación. Para esta ocasión no puede faltar una variedad como el verdejo. Su aroma afrutado estalla en la boca y se queda allí para celebrar junto a los agasajados. Excelente acompañante de la alegría de la festividad.
Todos para uno y uno para todos
Para un brindis entre amigos, la verdad es que cualquier cepa viene bien. Sin embargo, si quieres llevar la celebración a otro nivel, acompáñala de un tempranillo.
El tempranillo es perfecto para acompañar unas tapas, embutidos y quesos. Lo que se acostumbra en un encuentro entre amigos. Además, su sabor es largo y permanente, atributos que también se valoran en una amistad.
Un brindis familia
Es domingo y todos se reúnen en casa para una comida familiar. ¿Con qué acompañamos el encuentro? Sin duda, una opción fresca y ligera que se adapte al paladar de todos los comensales, es un vino semidulce.
Por ejemplo, nuestro Fri Sanz Te aportará con sus burbujas naturales un toque refrescante y agradable. No lo saques al principio, espera al postre, ¡y todos quedarán sorprendidos!
Un minuto para ti
Has llegado agotado a casa luego de un largo día de trabajo, te mereces un premio. Algo que te relaje y te recuerde que ha terminado la rutina. Para ello, nada mejor que una copa de vino tinto.
El resveratrol que se encuentra en la piel de las uvas, es un potente antioxidante que alivia el cansancio. Además, el vino contribuye a la liberación de endorfinas y levanta el ánimo.
Anímate a maridar tu próxima reunión con nuestras recomendaciones, ¡y cuéntanos cómo fue!