¿Por qué llora el viñedo?

Es aquí cuando el vinicultor realiza la “poda de invierno”, paso fundamental para que la vid pueda crecer de manera sana y sus frutos sean de mejor calidad al momento de la vendimia —de la que te hablaremos en otra ocasión—. Justo durante el mes de marzo comienza el lloro de la vid, el cual anuncia al vinicultor la primavera entrante —aunque no el fin del invierno puesto que la vid puede comenzar a llorar unas semanas antes de su conclusión, algo que se conoce como “Invierno de viñedo”—. 

Pero ¿Qué es en sí mismo el lloro de la vid?

Pues bien, la vid es una planta cuya raíz se extiende en lo profundo de la tierra en búsqueda de agua para acumular reservas de nutrientes, que le serán útiles al finalizar el invierno. En primavera, al calentarse el suelo, la raíz detecta el cambio de temperatura y despierta a la planta de su inanición, los nutrientes almacenados correrán por el torrente de la vid en forma de savia hasta sus últimos rincones, proceso que se interrumpe debido a los cortes realizados durante la poda de invierno, por los cuales brota la savia en forma de lágrima, de ahí su nombre. Este lloro busca sanar las heridas de los cortes de la poda en la vid para que esta continúe con su ciclo anual, esto lo logra convirtiendo la savia en el corte en una sustancia gomosa; una vez cerrada la herida comienzan a crecer nuevas ramas en la planta —también llamadas brazos—, que darán paso al “desborre” o brote de los pámpanos que luego se convertirán en la uva a cosechar.

¿Cuánto llora la vid?

La vid puede llorar entre una semana y diez días: dependiendo del grosor del corte, la climatología y la calidad del suelo del viñedo. La cantidad de savia que llora la vid varía en función del tamaño de sus raíces, pero se estima que una cepa puede llorar hasta 5 litros durante todo el proceso. Contrario a lo que podría esperarse, esto no debilita la planta, la prepara para un correcto desarrollo; ya que el sabor de sus frutos depende directamente de la concentración de azucares y ácidos que se acumulan en su interior, por lo que el follaje debe ser de la mejor calidad posible y esto se logra con la poda y el lloro, de ahí la importancia de dichos procesos.  El lloro de la vid, lejos de ser una situación que refleje tristeza, es motivo de alegría pues celebra el renacer de la planta y el arribo de la primavera; el comienzo de un nuevo ciclo y una nueva añada para el viñedo. ]]>

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